jueves, 26 de junio de 2008

Agustin y el Surgimiento del Amilenarismo

El punto de vista de Agustín sobre la cuestión milenaria.

En su famosa obra, La ciudad de Dios, Agustín estableció la idea de que la iglesia visible era el reino de Dios en la tierra. De la importancia de esta obra dice Peters: Probablemente no ha aparecido ninguna obra que haya tenido una influencia tan poderosa para abrumar la más antigua doctrina, como la obra sobresaliente de Agustín, La dudad de Dios. Esta fue especialmente designada para enseñar la existencia del reino de Dios en la Iglesia en forma conjunta o contemporánea con el reino terrenal o humano.
De esta doctrina eclesiástica básica, que interpretaba la iglesia como si fuera el reino, Agustín desarrolló su doctrina del milenio, que la resume Allis como sigue:
El enseñaba que el milenio debe interpretarse espiritualmente como cumplido en la Iglesia Cristiana. Sostenía que el encadenamiento de Satanás tuvo lugar durante el ministerio terrenal de nuestro Señor (Le. 10:18), que la primera resurrección es el nuevo nacimiento del creyente (Jn. 5:25), y que el milenio debe corresponder, por lo tanto, al período intermedio entre las dos venidas, o era de la Iglesia. Esto implicaba que la interpretación de Apocalipsis 20:1-6 es una recapitu¬lación de los capítulos precedentes, en vez de ser la descripción de una nueva era que seguiría cronológicamente a los eventos presentados en el capítulo 19. Como vivió en la primera mitad del primer milenio de la historia de la Iglesia, Agustín, naturalmente, interpretó literalmente los mil años de Apocalipsis 20, y esperaba que la segunda venida ocurriría al final de ese período. Pero, puesto que identificó un tanto inconsecuentemente el milenio con lo que entonces quedaba del sexto milenio de la historia humana, él creyó que este período podría finalizar alrededor de 650 d. de J.C. con una gran explosión de maldad, la revuelta de Gog, a lo cual seguiría la venida de Cristo para juicio.


De esa manera, Agustín hizo varias aseveraciones importantes que moldearon el pensamiento escatológico:
(1) Negó que el milenio vendría después de la segunda venida; (2) sostuvo que el milenio ocurriría en el período que transcurre entre las dos venidas; y (3) enseñó que la iglesia es el reino, y que no habría ningún cumplimiento literal de las promesas hechas a Israel. Estas interpretaciones formaron el núcleo central del sistema escatológico que dominó el pensamiento teológico durante siglos. Los hechos de que la historia ha probado que Satanás no fue atado; de que no estamos en el milenio, experimentando todo lo que fue prometido a los que entraran en él; y de que Cristo no vino en el 650 d. de J.C., no han sido suficientes para disuadir a los partidarios de este sistema. A pesar de su obvio fracaso, aún se mantiene ampliamente.

IV. EL ECLIPSE DEL PREMILENARISMO

Con el surgimiento del romanismo, encerrado en la idea de que su institución era el reino de Dios, el premilenarismo declinó rápidamente.
Auberlen dice:
El milenarismo desapareció en proporción a la medida en que el catolicismo romano avanzaba. El papado tomó para sí, como un robo, esa gloria que era el objeto de la esperanza, y que sólo podía alcanzarse mediante la obediencia y la humildad a la cruz. Cuando la iglesia se convirtió en una ramera, dejó de ser la esposa que sale a encontrarse con su esposo; y de esa manera el milenarismo desapareció. Esta es la profunda verdad que descansa en el fondo de la interpretación protestante, antipapista del Apocalipsis.™
Peters observa:
Puede entonces declararse brevemente como un hecho de evidencia propia, que todo el espíritu y la meta del papado son antagónicos al punto de vista de la iglesia primitiva, por cuanto se basan en el codiciado poder eclesiástico y secular, y en la extensa jurisdicción puesta en las manos de un primado. . . cuando se fundó un sistema según el cual el reino de los santos ya había comenzado —el obispo de Roma reinaba sobre la tierra en lugar de Cristo; la liberación de la maldición se efectuaría solamente en el tercer cielo; en la iglesia, como reino, había una aristocracia a la cual había que rendir pronta obediencia; los anuncios profetices con respecto al reino del Mesías se cumplían en el predominio, esplendor, y riqueza romanos; la recompensa y exaltación de los santos no dependía de la segunda venida, sino del poder que albergaba el reino existente, etc., etc.-, entonces, el milenarismo, que resultaba muy desabrido y detestable ante estas demandas y doctrinas, cayó bajo la poderosa influencia que se ejercía contra él en todo el mundo.30
A pesar de la ascendencia del amilenarismo romano, continuó un pequeño remanente aferrado a la posición premilenaria. Ryrie cita a los valdenses y a los paulistas, juntamente con los cataros, que sostuvieron las creencias apostólicas.31 Peters cita, además, a los albigenses, a los lolardos, a los seguidores de Wiclef y a los protestantes bohemios, que se unieron a la causa premilenaria.32

A. El surgimiento del postmilenarismo.

En el período post-Re forma surgió la interpretación conocida como postmilenarismo, que vino a suplantar, en su mayor parte, el amilenarismo agustiniano en la iglesia protestante. El fracaso del amilenarismo, tal como lo interpretaba Agustín, para enfrentarse a los hechos de la historia, dio lugar a un nuevo examen de su doctrina. El primer expositor de la posición de que Cristo regresaría después del milenio e introduciría el estado final con un juicio general y la resurrección, de acuerdo con Kromminga,34 fue Joaquín de Fiore, un escritor católico romano del siglo doce. Walvoord dice de él:
Su punto de vista del milenio es el de que comienza y continúa como un gobierno del Espíritu Santo. Tenía en mira tres edades: la primera desde Adán hasta Juan el Bautista; la segunda comenzó con Juan; y la tercera, con San Benedicto (480-543), fundador de sus monasterios. Las tres edades eran del Padre, del Hijo y del Espíritu, respectivamente. Joaquín predijo que el desarrollo final tendría lugar alrededor del año 1260 y que los justos triunfarían.35
Durante los siglos XVI y XVII, muchos hombres de Holanda sostuvieron el
punto de vista de que el milenio sería futuro. Berkhof cita a Cocceyo, Alting, los dos Kitringa, d' Outrein,Witsius, Hoornbeek, Koelman y Brackel como partidarios del postmilenarismo.36 Sin embargo, el postmilenarismo como sistema se atribuye generalmente a Daniel Whitby (1638-1726).37 Con respecto a Whitby, escribe Walvoord:
Whitby era unitario. Sus escritos, particularmente los que trataban sobre la Deidad, fueron públicamente quemados y fue declarado hereje. Fue modernista y librepensador, libre de trabas, de tradiciones o concepciones previas de la iglesia. Sus puntos de vista sobre el milenio probablemente nunca se hubieran perpetuado si no hubieran estado tan bien adaptados al pensamiento de aquellos tiempos. La marea ascendente de la libertad intelectual, de la ciencia y de la filosofía, acopla¬da con el humanismo, había ampliado el concepto del progreso humano y pintado un brillante cuadro futuro. Los puntos de vista de Whitby sobre una era dorada venidera para la iglesia eran justamente los que la gente quería escuchar. Se ajusta¬ban al pensamiento de aquellos tiempos. No es extraño que los teólogos, que lucha¬ban por un reajuste en un mundo cambiante, encontraran en Whitby justamente la clave que necesitaban. Era atractivo para toda clase de teología. Le proveía al orto¬doxo un principio de interpretación de la Escritura aparentemente más operante. Al fin y al cabo, los profetas del Antiguo Testamento sabían lo que decían cuando predijeron una era de paz y de justicia. El creciente conocimiento que el hombre adquiría del mundo, y los adelantos científicos que se aproximaban, podían encajar en este cuadro. Por otra parte, el concepto agradaba a los modernistas y a los escépticos. Si no habían creído a los profetas, por lo menos creían que el hombre ahora podía mejorarse a sí mismo y mejorar su medio ambiente. También ellos creían que una era dorada estaba por delante.38
Estos dos grupos a los cuales se dirigía el postmilenarismo —el modernista y el ortodoxo— pronto desarrollaron dos tipos diferentes de enseñanza.
(1) Un tipo bíblico de postmilenarismo, que hallaba su material en las Escrituras y su poder en Dios; (2) el tipo evolutivo o teológico modernista, que basaba sus pruebas en la confianza en el hombre para alcanzar el progreso por medios natu¬rales. Estos dos sistemas de creencia, ampliamente separados, tienen una cosa en común: la idea del máximo progreso y la solución de la dificultades presentes.39
El postmilenarismo llegó a ser la posición escatológica de los teólogos que dominaron el pensamiento teológico durante varios de los últimos siglos. Los rasgos generales de este sistema pueden resumirse de la siguiente manera:

El postmilenarismo está basado en la interpretación figurada de la profecía, que permite una amplia libertad para hallar el signifciado de pasajes difíciles —una amplitud que se refleja en la falta de uniformidad en la exégesis postmilenaria—. Las profecías del Antiguo Testamento con relación al reino de justicia sobre la tierra, han de cumplirse en el reino de Dios durante el período intermedio entre las dos venidas. El reino es espiritual e invisible en vez de material y político. El poder divino del reino es el Espíritu Santo. El trono predicho, que Cristo habría de ocupar, es el trono del Padre en el cielo. El reino de Dios en el mundo crecerá rápidamente pero con tiempos de crisis. Todos los medios se usan en el desarrollo del reino de Dios: es el centro de la providencia de Dios. En particular, la predicación del Evangelio y el esparcimiento de los principios cristianos señalan su progre¬so. La venida del Señor se considera como una serie de eventos. Cualquier interven¬ción providencial de Dios en la situación humana es una venida del Señor. La venida final del Señor es culminante y pertenece al más remoto futuro. No hay esperanzas del retorno del Señor en un tiempo previsible, ciertamente no vendrá esta generación. El postmilenarismo como el amilenarismo creen que todos losjuicios finales de los hombres y de los ángeles son esencialmente un solo evento y que ocurrirá después de una resurrección general de todos los hombres y antes del estado eterno. El postmilenarismo se distingue del premilenarismo en que éste considera que el milenio es futuro y posterior al segundo advenimiento. El post¬milenarismo se distingue del amilenarismo por el optimismo de aquél, la seguridad del triunfo final del reino de Dios en el mundo, y su relativo cumplimiento de la idea milenaria sobre la tierra. Teólogos como Hodge encuentran más bien un cumplimiento literal, incluyendo la conversión y restauración de Israel como na¬ción. Otros como Snowden consideran que el milenio, del cual habla Apocalipsis 20, se refiere al cielo.40
El postmilenarismo ya no es un problema en la teología. La Segunda Guerra Mundial le produjo la muerte a este sistema. Su colapso puede atribuirse a (1) su inherente debilidad, ya que, basado en el principio de espiritualizar la interpretación, no había en él coherencia alguna; (2) la tendencia hacia el modernismo, al cual el postmilenarismo no podía en¬frentarse, debido a ese mismo principio de interpretación; (3) su fracaso en ajustarse a los hechos de la historia; (4) la nueva tendencia hacia el realismo de la teología y en la filosofía, que se ve en la neo-ortodoxia, la cual admite que el hombre es pecador, y no puede producir la nueva era prevista por el postmilenarismo; y (5) una nueva tendencia hacia el amilenarismo, proceden¬te del regreso a la teología de la Reforma, como base de la doctrina.41 El postmilenarismo no encuentra defensores ni partidarios en las presentes dis¬cusiones del milenio dentro del mundo teológico.
B. El surgimiento reciente del amilenarismo. El amilenarismo ha surgido grandemente en popularidad en las últimas décadas, debido mayormente al colapso de la posición postmilenaria, de la cual eran seguidores la mayor parte de los teólogos. Por cuanto el amilenarismo depende del mismo prin¬cipio de espiritualizar la interpretación que utiliza el postmilenarismo, y que consideraba que el milenio es una era que se cumple entre los dos advenimientos y que precede a la segunda venida, tal como lo entendía el postmilenarismo, era un asunto relativamente sencillo para el partidario del postmilenarismo cambiar para el punto de vista amilenario.

El amilenarismo se divide hoy en dos bandos.

(1) El primero, del cual son partidarios Allis y Berkhof, se aferra esencialmente al amilenarismo agustiniano, aunque admitiendo la necesidad de ciertos refinamientos. Este es también, desde luego, el punto de vista de la Iglesia Romana. Encuentra el cumplimiento de todas las promesas del Antiguo Testamento con respecto al reino y a las bendiciones del reino, en el reinado de Cristo desde el trono del Padre sobre la Iglesia, que está en la tierra. (2) El segundo es el punto de vista defendido por Duesterdieck y Kliefoth, y promovido en los Estados Unidos por Warfield, que ataca la posición agustiniana de que el reino es terrenal y considera que el reino es el dominio de Dios sobre los santos que están en el cielo, con lo cual lo convierte en un reino celestial. Walvoord resume este punto diciendo:
Un nuevo tipo de amilenarismo ha surgido, sin embargo, del cual puede tomarse como ejemplo a Warfield, que es en realidad una clase totalmente nueva. Allis sigue este punto de vista hasta Duesterdieck (1859) y Kliefoth (1874) y lo analiza como una reversión de la teoría fundamental agustiniana, de que Apocalipsis 20 es una recapitulación de la era de la iglesia. El nuevo punto de vista más bien sigue la línea de enseñanza de que el milenio es distinto de la era de la Iglesia, aunque precede al segundo advenimiento. Para resolver el problema de correlación de esta interpretación con los duros hechos del mundo de incredulidad y de pecado, ellos interpretaron el milenio como un cuadro, no de un período de tiempo, sino de un estado de bienaventuranza de los santos en el cielo. Warfield, con la reconocida ayuda de Kliefoth, define el milenio con estas palabras: "La visión, en una palabra, es una visión de la paz de aquellos que han muerto en el Señor; y su mensaje para nosotros está incorporado en las palabras de Apocalipsis 14:13: Bienaventurados de aquí en adelante los que mueren en el Señor — pasaje del cual la era presente es en verdad sólo una aplicación. El cuadro que se nos presenta aquí es, en fin, el cua¬dro del estado intermedio— de los santos de Dios reunidos en el cielo lejos del ruido confuso y de las vestiduras bañadas en sangre que simbolizan la guerra sobre la tie¬rra, para que ellos puedan esperar con seguridad el fin".

Entre los que siguen el amilenarismo que se clasifican como ortodoxos, hay, pues, dos puntos de vista principales: (1) el que encuentra el cumplimiento del milenio en la era presente, en la iglesia sobre la tierra; y (2) el que encuentra su cumplimiento en el cielo, con los santos. El segundo requiere más espiritualización que el primero, no sólo de Apocalipsis 20, sino de muchos pasajes del Antiguo Testamento que tratan de una era dorada, de un reino de justicia sobre la tierra.42

Rarazones que explican la corriente popularidad del sistema amilenario.

(1) Es un sistema inclusivo, que puede abarcar todos los estratos del pensamiento teológico: protestante modernista, protestante ortodoxo y católico romano.

(2) Con excepción del prelimenarismo, es la teoría relativa al milenio más antigua; y por lo tanto, tiene la pátina o el barniz de la antigüedad sobre ella.

(3) Tiene el sello de la ortodoxia, por cuanto fue el sistema adoptado por los reformadores y llegó a ser el fundamento de muchas declaraciones de fe.

(4) Se conforma con el eclesiasticismo moderno, que hace hincapié en la iglesia visible que es, para el amilenarismo, el centro de todo el programa de Dios.

(5) Presenta un sencillo sistema escatológico, con una sola resurrección, un juicio, y muy poco programa profetice futuro.

(6) Se conforma fácilmente con las presuposiciones de la llamada "teología del pacto".

(7) Atrae a muchos por ser una interpretación "espiritual" de la Escritura, en vez de ser una interpretación literal, la cual sería un "concepto carnal" del milenio.


Siete peligros del método amilenario de interpretación pueden señalarse.

(1) . . .cuando ellos usan el método de espiritualización de la Escritura, están interpretándola mediante un método que sería totalmente destructivo para la doctrina cristiana, si no se limitara mayormente a la escatología.

(2) Ellos no siguen el método en relación con la profecía en general, sino sólo cuando es necesario para negar el premilenarismo.

(3) Justifican la espiritualización como un medio de eliminar problemas en el cumplimiento de la profecía —nace de una su¬puesta necesidad, en vez de ser producto natural de la exégesis—.

(4) No vacilan en usar la espiritualización en áreas que no sean de la profecía, si es necesario, para sostener su sistema de doctrina.

(5) Como lo ilustra el modernismo corriente, que es casi completamente amilenario, la historia ha probado que el principio de la espiritualización fácilmente se ha esparcido a todas las áreas básicas de las verdades teológicas ...

(6) El método amilenario no provee una base sólida para un sistema consecuente de teología. El método hermenéutico del amilenarismo ha justificado el calvinismo ortodoxo, el modernismo, y la teología romana por igual. . .

(7) El amilenarismo no ha surgido históricamente del estudio de las Escrituras proféticas, sino más bien de la negligencia en estudiarlas.

B. El surgimiento reciente del amilenarismo

El amilenarismo ha surgido grandemente en popularidad en las últimas décadas, debido mayormente al colapso de la posición postmilenaria, de la cual eran seguidores la mayor parte de los teólogos. Por cuanto el amilenarismo depende del mismo prin¬cipio de espiritualizar la interpretación que utiliza el postmilenarismo, y que consideraba que el milenio es una era que se cumple entre los dos advenimientos y que precede a la segunda venida, tal como lo entendía el postmilenarismo, era un asunto relativamente sencillo para el partidario del postmilenarismo cambiar para el punto de vista amilenario.
El amilenarismo se divide hoy en dos bandos. (1) El primero, del cual son partidarios Allis y Berkhof, se aferra esencialmente al amilenarismo agusti-niano, aunque admitiendo la necesidad de ciertos refinamientos. Este es también, desde luego, el punto de vista de la Iglesia Romana. Encuentra el cumplimiento de todas las promesas del Antiguo Testamento con respecto al reino y a las bendiciones del reino, en el reinado de Cristo desde el trono del Padre sobre la Iglesia, que está en la tierra. (2) El segundo es el punto de vista defendido por Duesterdieck y Kliefoth, y promovido en los Estados Unidos por Warfield, que ataca la posición agustiniana de que el reino es terrenal y considera que el reino es el dominio de Dios sobre los santos que están en el cielo, con lo cual lo convierte en un reino celestial. Walvoord resume este punto diciendo:
Un nuevo tipo de amilenarismo ha surgido, sin embargo, del cual puede tomarse como ejemplo a Warfield, que es en realidad una clase totalmente nueva. Allis sigue este punto de vista hasta Duesterdieck (1859) y Kliefoth (1874) y lo analiza como una reversión de la teoría fundamental agustiniana, de que Apocalipsis 20 es una recapitulación de la era de la iglesia. El nuevo punto de vista más bien sigue la línea de enseñanza de que el milenio es distinto de la era de la Iglesia, aunqueprecede al segundo advenimiento.

C. Para resolver el problema de correlación de esta interpretación con los duros hechos del mundo de incredulidad y de pecado, ellos interpretaron el milenio como un cuadro, no de un período de tiempo, sino de un estado de bienaventuranza de los santos en el cielo. Warfield, con la reconocida ayuda de Kliefoth, define el milenio con estas palabras: "La visión, en una palabra, es una visión de la paz de aquellos que han muerto en el Señor; y su mensaje para nosotros está incorporado en las palabras de Apocalipsis 14:13: Bienaventurados de aquí en adelante los que mueren en el Señor — pasaje del cual la era presente es en verdad sólo una aplicación. El cuadro que se nos presenta aquí es, en fin, el cuadro del estado intermedio— de los santos de Dios reunidos en el cielo lejos del ruido confuso y de las vestiduras bañadas en sangre que simbolizan la guerra sobre la tierra, para que ellos puedan esperar con seguridad el fin".
Entre los que siguen el amilenarismo que se clasifican como ortodoxos, hay, pues, dos puntos de vista principales: (1) el que encuentra el cumplimiento del milenio en la era presente, en la iglesia sobre la tierra; y (2) el que encuentra su cumpli¬miento en el cielo, con los santos. El segundo requiere más espiritualización que el primero, no sólo de Apocalipsis 20, sino de muchos pasajes del Antiguo Testamento que tratan de una era dorada, de un reino de justicia sobre la tierra.

Se puede dar un número de razones que explican
la corriente popularidad del sistema amilenario.

(1) Es un sistema inclusivo, que puede abarcar todos los estratos del pensamiento teológico: protestante modernista, protestante ortodoxo y católico romano. (2) Con excepción del prelimenarismo, es la teoría relativa al milenio más antigua; y por lo tanto, tiene la pátina o el barniz de la antigüedad sobre ella.

(3) Tiene el sello de la ortodoxia, por cuanto fue el sistema adoptado por los reformadores y llegó a ser el fundamento de muchas declaraciones de fe.

(4) Se conforma con el eclesiasticismo moderno, que hace hincapié en la iglesia visible que es, para el amilenarismo, el centro de todo el programa de Dios.

(5) Presenta un sencillo sistema escatológico, con una sola resurrección, un juicio, y muy poco programa profetice futuro.

(6) Se conforma fácilmente con las presuposiciones de la llamada "teología del pacto".

(7) Atrae a muchos por ser una interpretación "espiritual" de la Escritura, en vez de ser una interpretación literal, la cual sería un "concepto carnal" del milenio.
Siete peligros del método amilenario de interpretación pueden señalarse.

EXPLICACION DE ESTAS 7 RAZONES


(1) . . .cuando ellos usan el método de espiritualización de la Escritura, están interpretándola mediante un método que sería totalmente destructivo para la doctrina cristiana, si no se limitara mayormente a la escatología.

(2) Ellos no siguen el método en relación con la profecía en general, sino sólo cuando es necesario para negar el premilenarismo.

(3) Justifican la espiritualización como un medio de eliminar problemas en el cumplimiento de la profecía nace de una supuesta necesidad, en vez de ser producto natural de la exégesis—.

(4) No vacilan en usar la espiritualización en áreas que no sean de la profecía, si es necesario, para sostener su sistema de doctrina.

(5) Como lo ilustra el modernismo corriente, que es casi completamente amilenario, la historia ha probado que el principio de la espiritualización fácilmente se ha esparcido a todas las áreas básicas de las verdades teológicas ...

(6) El método amilenario no provee una base sólida para un sistema consecuente de teología. El método hermenéutico del amilenarismo ha justificado el calvinismo ortodoxo, el modernismo, y la teología romana por igual. . .

(7) El amilenarismo no ha surgido históricamente del estudio de las Escrituras proféticas, sino más bien de la negligencia en estudiarlas.43
El efecto, del sistema amilenario de interpretación se siente más sutilmente en tres secciones principales de la doctrina.

Errores de la doctrina del Amilenarismo

(1) En lo relativo a la doctrina de la salvación, el amilenarismo es culpable del error restrictivo que es común en la teología de pacto, en el que un punto menor se convierte en el punto mayor de un programa, y se considera todo el programa de Dios como un programa redentor, de manera que todos las edades son variaciones en \a revelación progresiva del pacto de la redención.

(2) En lo referente a la escatología, considera que todos los santos de todas las edades son miembros de la Iglesia. Esto pierde de vista todas las distinciones que hay entre el programa que Dios tiene para Israel y el que tiene para la Iglesia, y requiere la negación de la enseñanza de la Escritura de que la Iglesia es un misterio, no revelado hasta la edad presente. El amilenarismo considera que todo el programa del reino se cumple en la iglesia en este período intermedio, o bien en los santos que están ahora en el cielo. No tienen ningún concepto de que la Iglesia es el cuerpo distintivo de Cristo, sino que la ven sólo como una organización. Este concepto es una de las diferencias básicas entre el premilena-rismo y el amilenarismo.

(3) En la escatología, aunque el amilenarismo rechaza universalmente las interpretaciones premilenarias, hay poco acuerdo entre sus ramas. El amilenarismo modernista niega las doctrinas de la resurrección, del juicio, de la segunda venida, del castigo eterno, y de otros asuntos relativos. El amilenarismo romano produjo el sistema del purgatorio, el limbo, y otras doctrinas no bíblicas, que han llegado a ser parte de su sistema. El amilenarismo ortodoxo aún sostiene la interpretación literal de las doctrinas de la resurrección, del juicio, del castigo eterno, y de otros temas relativos. Es difícil, por lo tanto, sistematizar la escatología amilenaria. Sin embargo, allí es donde está la más amplia divergencia entre la posición pre-milenaria y la escrituraria.

D. El surgimiento del premilenarismo.

Aunque los reformadores no adoptaron la interpretación premilenaria de las Escrituras, sí regresaron sin excepción al método literal de interpretar las Escrituras, que es la base esen¬cial sobre la cual descansa el premilenarismo. La aplicación lógica de este método de interpretación pronto condujo a muchos de los escritores de la post—Reforma a esta posición. Peters dice:
. . . estamos en deuda principalmente con unas pocas mentes prominentes por promover el regreso a la antigua fe patrística en todas sus formas esenciales. Entre éstos aparecen prominentemente los siguientes: el gran erudito bíblico Joseph Mede (nació en 1586, murió en 1638), en su aún célebre Clavis Apocalyptica (tradu¬cida al inglés) y en la Exposición sobre Pedro; Th. Brightman (1644), Exposición de Daniel y Apocalipsis; J. A. Bengel (un teólogo ilustre, nació en 1687, murió en 1752), Exposición del Apocalipsis y Discursos sobre el mismo; también los escritos de Th. Goodwin (1679); Ch. Daubuz (1730); Piscator (1646); M. F. Roos(1770); Alstedius (1643 y antes); Cressner( 1689); Farmer( 1660); Fleming (1708); Hartley (1764); J. J. Hess (1774); Romes (1654); Jurieu (1686); Matón (1642); Peterson (1692); Sherwin (1665); y otros (tales como Conrade, Gallus, Brahe, Kett, Brough-ton, Marten, Sir I. Newton, Whiston, etc.).

Mediante la influencia de estos hombres surgió una gran cantidad de exé-getas y expositores que volvieron a colocar el premilenarismo en sitio de pro¬minencia en la interpretación bíblica.45 Entre ellos se encuentran los más grandes exégetas y expositores que la iglesia haya conocido, tales como Bengel, Steir, Alford, Lange, Meyer, Fausset, Keach, Bonar, Ryle, Lillie, Mclntosh, Newton, Tregelles, Ellicott, Lightfoot, Westcott, Darby, para men¬cionar solo unos pocos. La declaración de Alford, al hablar de los intérpretes del Apocalipsis desde la Revolución Francesa, es pertinente: "La mayoría, tanto en número como en conocimientos e investigación, adoptan el adveni¬miento premilenario, siguiendo el sentido sencillo e innegable del Texto Sa¬grado".

3 comentarios:

Unknown dijo...

Le resta seriedad a los argumentos de este escritor el hecho de escribir la palabra "errores" como "herrores". Ahí ya se nota lo poco profesional de la argumentación.

Unknown dijo...

Huy un error ortográfico lo puede tener cualquiera y aún así no descalifica el argumento lo único que veo de ese comentario es un falacia ad hominem

Unknown dijo...

Por lo demás lo felicito está muy bien documentado